Se expresó en la oposición entre un arte público que se nutrió de los valores de la Revolución Mexicana
Esta ruptura o confrontación se expresó en la oposición entre un arte público que se nutrió de los valores de la Revolución Mexicana y "una pintura de caballete influida por corrientes internacionales reservada a una élite”. La nueva generación desarrolló su trabajo artístico en torno a preocupaciones más personales que sociales. La generación de la Ruptura incorporaba valores más cosmopolitas, abstractos y apolíticos en su trabajo, buscando expandir su temática y su estilo más allá de los límites impuestos por el muralismo y sus ramificaciones.
El movimiento no fue jamás organizado ni definido, como tal se daba de modo bastante espontáneo, no era deliberado y las relaciones entre sus miembros fueron más bien informales.